Los retos en sostenibilidad del sector alimentación y bebidas

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29 mayo 2017

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A raíz del Día de la Nutrición, que pretende sensibilizar acerca de la importancia de los buenos hábitos de alimentación saludable, en CANVAS reflexionamos sobre lo que están haciendo las empresas de la industria en relación a la sostenibilidad. Las empresas agroalimentarias contribuyen directamente a una gran cantidad de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS): fin de la pobreza, hambre cero, salud y bienestar y producción y consumo responsables son los más claros. No obstante, nos encontramos en un escenario cada vez más exigente para estas compañías, en el que los consumidores demandan alimentos naturales o se realizan boicots a ciertos productos, como el aceite de palma. ¿Cuáles son los retos para este sector clave en la salud y el bienestar de los consumidores?

Una industria alimentaria responsable y un consumidor concienciado

Las grandes empresas del sector se cuelan en los principales rankings de sostenibilidad y reputación, por lo que, a ojos de consumidores y otros grupos de interés, son compañías responsables. Coca-Cola ocupa el puesto 48 en el ranking Global 100 de empresas más sostenibles del mundo, mientras que Kellogg’s o Pepsi aparecen en The World Most Ethical Companies, el listado de compañías éticas que realiza Ethisphere. Danone ocupa el puesto 38 en el Global RepTrak 100, elaborado por Reputation Institute, Kraft Heinz el 52, Nestlé el 54 y Unilever el 74. Si nos limitamos a España, Central Lechera Asturiana alcanzó este año el primer puesto en el RepTrak España.

Las empresas agroalimentarias se encuentran, como otras muchas industrias, en un proceso de transformación debido a las innovaciones tecnológicas. Sin embargo, el consumidor cada vez más exigente al que se enfrentan muchos sectores, lo es aún más en la industria de la alimentación. El consumidor progresivamente, busca productos naturales, lee con detenimiento el etiquetado y la información nutricional y quiere “volver al origen”, cuestiones que se acrecientan si se pregunta a los millennials. Según datos recientes de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), la concienciación sobre la importancia de que los alimentos tengan un origen sostenible no para de crecer entre los españoles, que también se preocupan de que el packaging sea respetuoso con el medio ambiente o del gran problema del desperdicio alimentario.

Compañías que están marcando el camino

En el sector encontramos casos de empresas que son conscientes del valor de la sostenibilidad. Uno de los más referenciados es el de Unilever, compañía que, con un CEO “convencido” como Paul Polman, enarbola allá donde va la bandera de la sostenibilidad. Según Polman, las marcas sostenibles del portfolio de la compañía crecieron el pasado año un 50% más rápido que el resto, y representaron el 60% del crecimiento de la empresa. El Sustainable Living Plan de Unilever, lanzado hace 6 años, cuenta con ambiciosos objetivos para 2030, como reducir a la mitad el impacto ambiental de la fabricación y el uso de sus productos.

Otra gran empresa que ha girado su rostro hacia la sostenibilidad es Danone. Ésta adquirió en abril de este año la compañía WhiteWave, dedicada a la comercialización de alimentos y bebidas de origen vegetal, y ha creado una nueva empresa, denominada DanoneWave, para la parte de su negocio dedicada a productos lácteos en Estados Unidos. DanoneWave ha sido incorporada como “empresa de beneficio público”, la más grande actualmente en Estados Unidos, y está en camino de conseguir la certificación de “B Corp” que otorga la organización sin ánimo de lucro B Lab.

Si se trata de aunar los dos retos —alimentación transparente y responsable—, un buen ejemplo de cómo hacerlo es la compañía británica Snact. Esta empresa elabora snacks saludables a partir de fruta “fea”, considerada inadecuada para venderse en supermercados, o proveniente de la superproducción. Snact busca así, por un lado, luchar contra el desperdicio de alimentos, y por otro, ofrecer alternativas saludables a otros snacks menos naturales. Además, y para cerrar el círculo, su packaging es 100% compostable: se descompone biológicamente como desecho orgánico en un proceso de compostaje doméstico, en menos de 180 días, y lo que queda sirve como fertilizante.

La compañía Snact habla de “Snactivism” para referirse a su propósito empresarial.
Fuente: https://www.snact.co.uk/snactivism

Existen, además, ejemplos de empresas de alimentación que nacieron “sostenibles” y que han permanecido como tal tras su compra por grandes corporaciones. Una de ellas es la fabricante de zumos Innocent Drinks, adquirida por Coca-Cola en 2013. Con su promesa Tastes good, does good, elabora zumos con fruta de origen responsable y certificado allá donde es posible, y destina el 10% de sus beneficios a causas sociales, frecuentemente impulsadas desde su fundación, la Innocent Fundation.

Por último, no podemos olvidar al fabricante de helados Ben&Jerry’s, que actualmente pertenece a Unilever. Esta marca, certificada como B Corp, elabora helados de ingredientes naturales, de comercio justo y libres de organismos genéticamente modificados. Además, realiza activismo corporativo en pos de causas sociales y ambientales como la lucha contra el cambio climático, contra la discriminación racial o la homofobia.

Como vemos, al sector le queda camino por recorrer, pero las crecientes exigencias tanto legales como de los consumidores, unidas al valor reputacional y económico de la sostenibilidad, nos hacen pensar que cada vez más empresas agroalimentarias perseguirán un propósito mucho más grande, beneficioso e inspirador para todos.

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