El poder de viajar y la sostenibilidad

CLAUDINA CARAMUTI

30 agosto 2024

4 min. lectura

Artículos

Quién no ha sentido ganas de viajar y recorrer lugares. Salir del entorno y disfrutar de nuevos horizontes. Entrar en sintonía con otros paisajes y ritmos. En estas fechas en que acaba el verano en el hemisferio norte, muchas son la personas que han vuelto de vacaciones con un regusto positivo. No obstante, también hemos visto crecer la tensión entre el turismo y la sostenibilidad en diferentes zonas. O los viajes que se hacen por extrema necesidad, como los miles de refugiados que dejan sus hogares en busca de oportunidades.

Viajar y hacer turismo, muchos matices

Sin duda los viajes tienen múltiples facetas, y desde una visión sostenible hay gran cantidad de datos y análisis que pueden utilizarse para impulsar un formato más consciente de viajar.

Por un lado, hay una diferencia entre viajar y hacer turismo según los expertos. De forma general se sintetiza en que al turista le importa el dónde y al viajero el cómo. El turismo también está ligado a la modernidad, al capitalismo y al consumo. Mientras que el viajar está asociado al conocimiento, a la escritura y a la historia.

El turismo ha cambiado las dinámicas de muchas ciudades, pueblos y regiones. Si bien es en parte un motor económico, ha generado efectos indeseados a todo nivel y el modelo generalizado es insostenible.

Este verano recomendábamos el libro de Anna Pacheco, Estuve aquí y me acordé de vosotros, que explora uno de los aspectos del desequilibrio que supone el turismo, como es la contradicción entre el lujo que los hoteles de alta gama y la realidad social, económica y laboral de quienes trabajan en ellos. ¿Quién trabaja cuando estamos de vacaciones? Nos lleva a reflexionar también sobre el futuro del turismo, las empresas del sector, las condiciones de sus trabajadores, su situación en nuestras ciudades y su convivencia con la ciudadanía.

Este tipo de reflexiones son necesarias y nos muestran la cara más incómoda de este movimiento humano, y un futuro en el que los viajes y la visión de lo que significan las vacaciones seguramente se transformará.

La necesidad de autorregularse, a nivel global y personal

Bután, un país budista en la cordillera del Himalaya, atractivo por sus paisajes y cultura, impulsa un turismo “limitado” para evitar experiencias como las de un país vecino, Nepal, y para preservar esa riqueza de ser el país más feliz del mundo.

Este pequeño país se ha mantenido salvaje y pulcro gracias a una política turística muy restrictiva hasta los años 70, y aún hoy huye del turismo masivo. Además del material de montaña, guía y agencia que solo se puede hacer con agentes autorizados, es necesario pagar el visado por 40 dólares estadounidenses y la tasa del turista otros 100 dólares, aproximadamente, por persona y día. La estancia mínima es de cinco días.

Y seguramente este es uno de los motivos por los que es un ejemplo de país carbono negativo, es decir que absorbe cada año más emisiones de dióxido de carbono (CO₂) que las que produce. Evitar la masificación del turismo y sus consecuencias negativas es una gran medida con visión a largo plazo.

Ya en la década de 1970, su entonces rey rechazó los planes de crecimiento económico mediante la tala de bosques para dar paso a las granjas y la industria. En su lugar, se impulsó una economía basada, en parte, en la gestión sostenible de los bosques, centrada en equilibrar la conservación y el desarrollo. Este diminuto reino ha podido proteger su medio ambiente, al tiempo que ha reducido su tasa de pobreza del 36% en 2007 al 12% en 2017, según el Banco Mundial, aunque la pandemia ha hecho que la tasa aumente ligeramente en los últimos tiempos. No extraer tanto, reutilizar, reciclar. Es una de las fórmulas que aseguran es un esfuerzo no sólo del gobierno, sino de todas las personas.

El impacto socio cultural y económico

Hacemos hincapié en que la sostenibilidad turística va más allá de la preservación medioambiental, y requiere incluir las perspectivas socioculturales y económicas, por lo cual los retos que debe afrontar el sector y cada país están vinculados, explícitamente, al modelo turístico y a su cadena de valor.

En ese sentido, la visión de engranajes de la cadena de valor en la que vivimos, y el impacto del turismo a todo nivel, son fundamentales para orientarnos a un sistema de vida más sostenible. Cómo viajamos es parte de esas decisiones que marcarán la diferencia. Necesitamos recorrer de otra manera el mundo y hacer que nuestro paso preserve el camino para los siguientes.

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CLAUDINA CARAMUTI
Cofundadora y Directora de Desarrollo

Cofundadora de CANVAS Estrategias Sostenibles. Como directora de desarrollo es responsable principalmente del impulso al talento de las personas que...

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