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28 enero 2020
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En el 50º aniversario del World Economic Forum (WEF), cerca de 3000 líderes políticos, empresariales y sociales de todo el mundo se han reunido en la ciudad suiza de Davos bajo el lema “Grupos de interés para un mundo cohesivo y sostenible” ¿Se ha conseguido proponer soluciones a los principales retos globales?
El Banco Mundial advertía a principios de año que el pronóstico de crecimiento global únicamente podría mejorar gracias a la reducción de las tensiones asociadas a la incertidumbre política. A esta incertidumbre hay que sumarle la «constante desconfianza» social en las instituciones que se destaca este año en el Barómetro de Confianza de Edelman.
Estos dos ingredientes se han visto reflejados en Davos 2020, que ha causado opiniones encontradas entre sus asistentes y espectadores. El historiador holandés Rutger Bregman criticó que oía mucho «hablar de participación, justicia, igualdad y transparencia», pero prácticamente nadie planteaba «el problema esencial de la evasión de impuestos». En esta misma línea, voces como la economista Mariana Mazzucato compartían su escepticismo en Twitter: «Escuchado en un minibus el mejor resumen de lo que es Davos: donde los milmillonarios le dicen a los millonarios cómo debería vivir la clase media».
En este contexto, el Foro Económico Mundial volvió a reunir a la élite global, que se desplazó hasta Suiza (en su mayoría en aviones privados) desde 117 países para debatir sobre el estado actual del multilateralismo, la cooperación internacional y otros retos globales.
Desde CANVAS Estrategias Sostenibles hemos seguido de cerca el evento para compartir algunos debates y reflexionar sobre los temas más destacados de la semana.
Con motivo de su 50º aniversario la organización internacional World Economic Forum (WEF), actualizó su manifiesto, una declaración de intenciones con un título rotundo: «El propósito universal de una compañía en la Cuarta Revolución Industrial».
En este manifiesto, el WEF ofrece una definición del propósito empresarial, relacionada estrechamente con la creación de valor para los grupos de interés y una mejora del impacto social y ambiental de las compañías: «Una empresa es algo más que una unidad económica generadora de riqueza. Atiende a las aspiraciones humanas y sociales en el marco del sistema social en su conjunto. El rendimiento no debe medirse tan solo como los beneficios de los accionistas, sino también en relación con el cumplimiento de los objetivos ambientales y sociales».
Este enfoque, resumido como «stakeholder capitalism» (en español, «capitalismo de los grupos de interés»), es una idea que el WEF lleva promoviendo desde hace años. Ya en 2017, se anunciaba que el objetivo de Davos era «reformar el capitalismo y prepararse para la Cuarta Revolución Industrial». Tres años después, se mantiene esta meta, sintetizándose en una frase: «Grupos de interés para un mundo cohesivo y sostenible», el lema de esta nueva edición del encuentro anual del WEF.
Con este enfoque en los grupos de interés, el WEF continúa el debate sobre el papel de las empresas y su impacto social y ambiental que este verano manifestaba el Business Roundtable.
Así, el evento giró en torno a los impactos del capitalismo y la actividad empresarial en el planeta, pero especialmente en las personas, ya que el mayor número de reuniones -89 sesiones- se han dedicado a temas sociales y únicamente 27 a cuestiones económicas, según datos de Quartz.
En el marco de Davos, hemos podido contrastar esta tendencia con la opinión de la sociedad. Un 56% de la población global cree que, hoy en día, el capitalismo hace «más mal que bien», según los recientes resultados del Trust Barometer 2020 de Edelman. Este es uno de los datos que apuntan a la necesidad de repensar el capitalismo, visión compartida también por algunos líderes empresariales que han debatido esta semana en Davos:
«El capitalismo tal y como lo conocemos está muerto y la obsesión que tenemos con maximizar los beneficios únicamente por los accionistas nos ha llevado a una increíble desigualdad y a una emergencia planetaria».
Marc Benioff, CEO de Salesforce
«Los CEO de hoy en día tienen que hacer más por comunicar que el capitalismo de los grupos de interés es para el beneficio de los accionistas a largo plazo».
Satya Nadella, Director ejecutivo de Microsoft
Otras voces ponen el foco, además de en la responsabilidad de las empresas, en la necesidad de actuar de las instituciones públicas. «En una cena hace un par de noches, un director general dijo: ‘escuchen, se llama capitalismo, no se llama laborismo o productivismo’, lo que significa que, nos guste o no, el capital está en el corazón del sistema económico global. ¿Qué significa eso? Que en muchos aspectos, independientemente de la Business Roundtable, independientemente de este momentum debemos decir: las compañías necesitan hacer más, necesitan ser la punta de lanza para hacer frente a estos problemas sociales pero es responsabilidad de los gobiernos en primer lugar y ante todo crear un entorno, ya sea regulatorio o en términos de políticas, para crear el ambiente en el que las corporaciones puedan creer», explicaba Dambisa Moyo, economista global de Mildstorm Group en una de las mesas de debate.
El evento también puso el foco en dos de los desafíos globales clave en la actualidad: los retos del cambio climático y la creciente desigualdad social y económica. Los líderes mundiales participantes se han mostrado comprometidos y algo críticos, presentándose como «activistas» (o lo que es lo mismo, los «lobbistas» del siglo XXI). Su sensibilización ayuda a reflexionar, que es el paso previo a la actuación. Actuación que ha brillado por su ausencia y se ha traducido en poca concreción en cuanto a soluciones. Tras cuatro días de evento, se ha debatido (una vez más) sobre los retos más urgentes en la actualidad.
En el marco del 50º Foro de Davos, la organización anunció el lanzamiento de 1t.org, una iniciativa para que diferentes agentes de la sociedad se comprometan con la restauración y reforestación del planeta. Esta plataforma es una de las respuestas del WEF a la amenaza que supone el cambio climático para nuestro planeta.
Según el informe The Global Risks Report 2020 lanzado este mismo mes, los cinco primeros riesgos a nivel mundial para este año se relacionan con el cambio climático, ya que «los impactos del cambio climático a corto plazo se suman a una emergencia planetaria que incluirá la pérdida de vidas, tensiones sociales y geopolíticas e impactos económicos negativos». En cambio, y a pesar de la colaboración que tienen los grandes agentes empresariales en las iniciativas recientes, se observa que el peligro que supone el calentamiento global ocupa el 11º puesto entre las 15 mayores amenazas a las que se enfrentan los CEO, según el último Global CEO Survey de PwC.
El reto por una reforma del capitalismo no es lo único que se repite en Davos. También lo hace la falta de presencia femenina entre los participantes del foro, tal como señaló Sanna Marin, la política finesa que en diciembre de 2019 se convirtió en la primera ministra más joven del mundo. De los 2.820 asistentes, únicamente 682 eran mujeres; lo que representa solo un 24%. Este dato explica la dificultad que hemos tenido en CANVAS a la hora de encontrar voces de mujeres que hayan participado en Davos.
No es de extrañar que los sectores menos representados por mujeres en el Foro han sido el financiero (14,7%), la industria pesada (12,6%) y la energía y el entorno (9,5%). Datos mucho mayores, aún así, que el número de mujeres que ocupan puestos de CEO en las 500 mayores empresas de Estados Unidos: únicamente el 5,8% de los puestos directivos.
Pero la igualdad de género no es el único reto pendiente. En el marco de Davos, Oxfam Intermón publicaba un informe en el que señala que únicamente el 1% de las personas más ricas del mundo tienen el doble de riqueza que 6.900 millones de ciudadanos. Además, el estudio pone el foco en las desigualdades sociales y económicas que genera el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. El valor monetario de las labores de cuidado no remuneradas que llevan a cabo las mujeres a partir de los 15 años es de al menos 10,8 trillones de dólares anuales, tres veces el tamaño de la industria tecnológica a nivel mundial.
Tras estos días, cabe reflexionar sobre la credibilidad de los representantes políticos y empresariales y su capacidad de respuesta ante las necesidades de la sociedad y el planeta. Plantearse si sus promesas e iniciativas son una forma más de redención o un verdadero plan de acción.
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