Enseñanzas de Covid-19 sobre vulnerabilidad, tiempo y cooperación

¿Conseguiremos ser menos individualistas después de estas semanas de confinamiento? ¿A disfrutar del tiempo y los pequeños momentos una vez esto acabe? ¿Volveremos como una sociedad más humana y resiliente?

«Nuestra cultura ha enfatizado tanto el conocimiento de los objetos y las acciones y el conocimiento derivado de la ciencia que acabas olvidando esta realidad, en la que estamos tú y yo ahora mismo». Estas reflexiones afloraban ya en 2018 cuando el neurocientífico Antonio Damásio explicaba la necesidad de volver a poner los sentimientos humanos en el centro. Dos años más tarde, la situación actual nos está haciendo vivir una curiosa paradoja: un confinamiento que nos está aislando físicamente y nos está acercando en lo emocional y psicológico.

La actual crisis del COVID-19 tendrá, indudablemente, consecuencias negativas en todos los ámbitos de la sociedad, política y economía. Pero sacaremos de esta situación algunos aprendizajes en positivo. Para empezar, nos está mostrando nuestra vulnerabilidad como humanos. Estamos volviendo a dar importancia a gestos que hasta ahora nos habían parecido nimios, como el hecho de compartir espacio y tiempo con nuestros familiares o amigos.

A pesar del aislamiento social, nos estamos volviendo a ver y entender los unos a los otros. Nos estamos empezando a olvidar de esa «ley del más fuerte», el individualismo y anonimato que predomina en las grandes urbes para empezar a ponernos cara y voz, ya sea a través de nuestros teléfonos o de conversaciones entre ventanas con los vecinos de enfrente en los que nunca nos habíamos fijado.  

Estamos dándole sentido a la tan repetida idea de que «el tiempo es un lujo». Parece que estas semanas los días y las horas pasan más lento y no nos queda más que volver a disfrutar del momento presente, de olvidar la frustración de no tener tiempo para todo.

Estas sólo son algunas de las lecciones aprendidas en los últimos días. Igual no éramos tan inmensos como nos creíamos, igual estamos hechos de pequeñas partes y es ahora, separados pero unidos en espíritu e intención de cooperación, cuando seremos más grandes.

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