Canvas Consultores
19 octubre 2023
4 min. lectura
El próximo 2024 marca el punto oficial de aplicación de la Directiva de Informes de Sostenibilidad Corporativa (CSRD) en la Unión Europea. Como consecuencia, las empresas que operan en este mercado y que, hasta ahora, estaban sujetas a la Directiva de Información No Financiera (NFDR, por sus siglas en inglés), deberán acogerse a los nuevos requerimientos divulgando, entre otros, los contenidos necesarios para reportar Taxonomía y cumplir con el Artículo 8 del Reglamento.
Sin embargo, la adopción de este marco normativo plantea desafíos a organizaciones y empresas por igual. El alcance y nivel de detalle en los criterios técnicos del Reglamento hacen de este documento uno de los más ambiciosos en materia de finanzas sostenibles para la UE: su enfoque holístico obligará a realizar un análisis en profundidad de todas las áreas de la compañía y requerirá la colaboración de múltiples áreas y perfiles expertos para su reporte.
Desde RADAR CANVAS, nuestra plataforma de Inteligencia Social, trabajamos para identificar pautas de mejora en el desarrollo de estos proyectos y acompañamos a las organizaciones en la adopción de normativas como esta. Por ello, hoy compartimos en este artículo 5 pasos prácticos para reportar Taxonomía.
Como primer paso, se debe realizar un análisis general de todas las actividades económicas que desempeña la compañía. Es decir, todos aquellos negocios en los que invierte, que generen un beneficio en su cuenta de resultados o conlleven un coste asociado.
Estas actividades pueden o no estar contempladas en el Reglamento como actividades sostenibles. Aquellas que lo estén, serán consideradas elegibles, es decir, son negocios en los que no se genera un impacto negativo en el medioambiente (o se contribuye a mitigar otro). Por ejemplo, una compañía eléctrica puede producir energía a partir de paneles solares, al tiempo que cuenta con plantas de generación térmicas que consumen petróleo. En este caso, solo el volumen de negocio correspondiente a la generación solar podrá reportarse como elegible.
Asimismo, el Reglamento define 6 objetivos prioritarios de contribución en la lucha contra el cambio climático y la preservación del medio natural.
A la hora de reportar, cada organización deberá elegir a qué objetivo medioambiental contribuye de forma substancial. Para ello, en el Reglamento se recogen una serie de criterios técnicos que determinan las condiciones que una actividad debe cumplir para ser considerada como sostenible. Estos criterios incluyen, por ejemplo, normas y regulaciones previas, mejores técnicas disponibles (BREF) o métricas basadas en umbrales.
Una vez elegido el objetivo de contribución, la compañía también debe asegurar que no se está generando un impacto negativo en el resto de los objetivos climáticos de la Unión. Así, para cada actividad elegible, se debe comprobar, de forma individual, que se cumple con los criterios cualitativos de daño significativo (DNSH, por sus siglas en inglés), incluidos en el propio Reglamento.
Finalmente, se debe comprobar que ninguna de las actividades elegibles vulnera unas garantías mínimas sociales. Para ello, las organizaciones deberán verificar, a través de un proceso de debida diligencia que se respetan normas reconocidas internacionalmente como las Directrices de la OCDE para Empresas Multinacionales, los Principios Rectores de la ONU sobre las empresas y los DDHH o los 11 Convenios Fundamentales de la OIT.
Todas aquellas actividades que cumplan estas cuatro directrices -se incluyen en el Reglamento, cumplen con los criterios técnicos de selección, no perjudican ningún otro objetivo y garantizan unas salvaguardas mínimas sociales- pueden ser consideradas como elegibles y alineadas y pasar, por tanto, a formar parte del reporte de Indicadores Clave de Rendimiento.
Tras este proceso de verificación y control interno, el último paso consiste en asociar las métricas financieras correspondientes a cada actividad económica, mediante la recopilación de la información financiera del sistema contable de cada compañía. Esto incluye el reporte, para cada actividad alineada, de:
Además, se debe reportar también el volumen de negocio correspondiente a aquellas actividades no elegibles. Finalmente, y con el objetivo de aportar contexto a los indicadores cuantitativos, se incluye la obligación de divulgar una explicación clara del cálculo realizado para cada métrica.
Finalmente, las compañías obtienen como resultado un porcentaje que refleja qué proporción de su negocio es sostenible, desde un punto de vista medioambiental, desagregado para cada actividad en la que estén presentes. Además, al analizar el dato de volumen de negocio y CapEx se puede observar también la evolución de este porcentaje en el tiempo:
¿Quieres saber más? ¿Crees que podemos ayudarte a impulsar la sostenibilidad en tu organización? Te escuchamos.