Liderazgo consciente: una propuesta de valor de las organizaciones

La sociedad cambia y como producto de ello lo hacen también los procesos y organizaciones inmersos en ella; el modelo de liderazgo no ha sido una excepción. Tradicionalmente, se entendía al líder como la persona con capacidad y potestad para organizar y decidir sobre un asunto o grupo de personas específicos; un concepto estrechamente relacionado a una figura de poder. Sin embargo, desde hace años, esta idea ha cambiado dando paso a una visión mucho más amplia de lo que constituye un líder.

Ya en el 2003 Bill George, profesor en la Escuela de Negocios de Harvard hablaba de lo que él denominó “Liderazgo Auténtico” y definió cinco características propias de este: tener y entender el propósito, practicar valores sólidos, dirigir con el corazón, establecer conexiones y relaciones y demostrar autodisciplina. Construir este liderazgo auténtico al interior de las organizaciones no es sencillo, no es algo que pueda aprenderse en un seminario sino  que se debe construir día a día a través de las acciones y el ejemplo.

Los atributos que más se observan en los líderes se enumeran en La paradoja, de James Hunter: honrado, digno de confianza, ejemplar, pendiente de los demás, comprometido, atento, exige responsabilidad a las personas, trata a los demás con respeto, anima a la gente, tiene una actitud positiva, es entusiasta y aprecia a la gente. En el libro el poder se define como una capacidad y ejercerlo no exige ni inteligencia ni valor, mientras que la autoridad se define como un arte. Y ahí radica la gran paradoja que plantea el autor: «si quieres mandar tienes que servir«.

Así entendido, el  líder es una figura crucial en el proceso de construcción de organizaciones más responsables y comprometidas puesto que su visión del mundo y de la sociedad puede trasladarse hacia la organización. Ya no se trata únicamente del directivo orientado hacia la técnica o la tarea y preocupado por los datos duros y los resultados de negocio, sino de una persona con visión integradora, capaz de comprender la realidad que lo rodea y compatibilizar los objetivos de la organización con las demandas y necesidades de la sociedad. Hablamos de pasar de un modelo basado en la gestión y administración de recursos a uno orientado a las personas.

Bajo esta nueva concepción un verdadero líder es aquel que prima el interés colectivo sobre el particular, motiva su  acción por el «ser» más que por el «tener», cree firmemente en el potencial de trabajar en red y se muestra interesado por la dimensión humana de quienes le rodean.

Esa debe ser la propuesta de valor de las organizaciones hacia la sociedad: fundamentar su gestión en un modelo de liderazgo consciente, capaz de entender las complejidades y problemas del mundo actual y aportar por solventarlos. Se trata de ser partícipes de los cambios que la sociedad demanda y no solo de aquellos que convienen a la organización.