Ética empresarial: claves para el bien común

CLAUDINA CARAMUTI

27 febrero 2020

3 min. lectura

Artículos

Bien público, virtudes y excelencia, legitimidad, compromiso, ética… Palabras de peso, y tan necesarias en estos tiempos de incertidumbre y volatilidad.


¿Es posible repensar los buenos hábitos para la vida humana desde la ética de las empresas? ¿Qué relación hay entre la ética y la economía? Preguntas que pueden sonar a debates conceptuales pero que se vuelven algo muy real y tangible si escuchamos a Adela Cortina, filósofa, catedrática de ética y Directora de la Fundación Étnor.

«La relación entre ética y economía se encuentra en nuestro ideario social desde hace siglos» aseguraba en el coloquio sobre La gestión de la ética en las empresas en el nuevo contexto social, organizado por Dircom, Global Alliance y Corporate Excellence- Centre for Reputation Leadership, con motivo del Mes de la Ética impulsado por Global Alliance en febrero de 2020.

Ya Aristóteles (siglo IV a.c.) aseguraba que la economía era uno de los medios para satisfacer las necesidades de la comunidad. Adam Smith, padre del liberalismo y profesor de ética, afirmaba que la economía no se puede desvincular de la empatía o el compromiso. Más cercano en el tiempo, Amartya Sen, premio Nobel de Economía, proponía, en 1998, una reorientación ética de la economía mundial, aseverando que una buena empresa es un bien público, porque genera una serie de bienes de los que disfruta toda la sociedad.

«Las empresas crean un clima ético» asegura Adela Cortina. Desde los valores (explícitos o no) se toman decisiones que unen a las personas en un sentido. Se genera una cohesión social desde la cual determinadas conductas se ven como algo aceptable o no aceptable. Y por eso es necesario que las personas busquen ser excelentes, y las organizaciones también.

Ética y legalidad no son lo mismo 

La filósofa reflexionó sobre el vínculo entre legalidad y ética. ¿Es el hecho de pagar impuestos una cuestión ética? Por supuesto que no, esto es cumplir la ley y la ética va más allá.  En este contexto, Cortina analiza la situación actual de la democracia, que ve con gran preocupación. Tal como la entendemos, la democracia puede desaparecer, y no por golpes de estado sino por la erosión de los valores y las actitudes que nos unen como sociedad. Para que la democracia se sostenga, no basta la legalidad, sino que hacen falta los usos y costumbres de la gente para respaldar las leyes o para depauperarlas.

Los usos y costumbres componen el Ethos, (del griego, de donde proviene la palabra «ética»), que a su vez configura el carácter. Ese carácter, unido a nuestro temperamento innato, se va creando con las decisiones que refuerzan predisposiciones. Y las predisposiciones conforman nuestros hábitos. Quien en su vida toma decisiones injustas se predispone a seguir tomando decisiones injustas. Por el contrario, quien toma decisiones justas genera el hábito de tomar decisiones justas.

En ese sentido, se remarca la necesidad de generar y predisponerse a buenos hábitos. Las organizaciones pueden ser clave en el fomento de las virtudes, lo cual nos lleva a la excelencia del carácter. «La historia de la comunidad homérica, que tanto se despliega en la Ilíada y la Odisea de Homero, define a los excelentes como aquellos que dedican su excelencia y su virtud a la comunidad y a la supervivencia de la comunidad» nos recuerda la experta en ética.

Empresas excelentes PARA el mundo

Las empresas excelentes benefician al conjunto de la sociedad. La excelencia de una compañía proviene de la competición consigo misma, en la búsqueda de hacer y ser lo mejor para el mundo, así como también refleja el espíritu del movimiento B Corp.

Desde esta visión, la actitud es de cooperar más que competir. Las empresas tienen que ser competitivas en su actividad manteniendo su innovación, atrayendo el talento, comprometiéndose a ser justas con las personas, retribuirlas correctamente, con la consiguiente repercusión en toda la sociedad.

Adela Cortina durante la ponencia "Ética de la empresa: una exigencia de prudencia y justicia"

De esta manera la empresa genera prosperidad y reduce desigualdades. Así la responsabilidad y la ética empresarial unen lo justo con lo conveniente, y fortalecen una economía con compromiso. Al asumirlo desde dentro en las organizaciones se desarrolla ese ‘Ethos’, ese carácter de excelencia que no necesita coaccionar a las personas, porque se comprende el valor del bien común.

Principios éticos hay muchos… contamos con un gran número de declaraciones y principios. Lo que necesitamos es incorporarlos en la práctica profesional y encarnarlos. Recordar que las decisiones hacen hábitos y viceversa. Nos encontramos con la oportunidad de desarrollar nuestra excelencia en la vida cotidiana y la ética se vuelve así algo tangible para todos. Y ofrecer ese bien a la sociedad ya vale por sí mismo.

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CLAUDINA CARAMUTI
Cofundadora y Directora de Desarrollo

Cofundadora de CANVAS Estrategias Sostenibles. Como directora de desarrollo es responsable principalmente del impulso al talento de las personas que...

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